viernes, 21 de abril de 2017

Sobre la incompatibilidad de comer saludable y tener vida social

No sé si les pasará pero, en mi caso, salir a comer con los amigos parece incompatible con llevar una alimentación saludable. Hamburguesas, pizzas, barbacoa, patatas fritas, nachos con salsa, helados y chucherías varias... Eso es lo que compone el menú habitual cuando nos juntamos.

¿Qué hacemos entonces? ¿No salir nunca? ¿Evitar la vida social y encerrarnos en casa a comer lechuga? Claramente, esa no es la solución, aunque hacerlo puede ayudarnos a cumplir nuestro objetivo de comer más sano...

El problema está en que todavía se piensa que las verduras son para hacer dieta, y no que pueden hacerse platos realmente sabrosos con ellas. Y que si uno tiene un peso adecuado, ¿para qué va a comer saludable? O que por un día de no comer bien no pasa nada... (excusa que se usa demasiado frecuentemente como para ser cierta).

Es muy difícil luchar en contra de esto, porque al fin y al cabo, es una falta de concienciacion sobre la importancia de la alimentación para la salud (y no sólo para controlar el peso). Es un dejarse llevar por lo que es más fácil, más cómodo y que además nos da placer: la comida rápida, ultraprocesada y ultrapalatable. Y por mucho que uno no quiera comer de estos productos, al final si los tenemos delante caemos: porque nos da hambre, porque todo el mundo come, porque no hay otra cosa, porque es algo muy sabroso, casi "adictivo" (que lo es...).

¿Entonces nos rendimos y aceptamos que si queremos seguir saliendo con nuestros amigos vamos a estar expuestos a esta comida basura y al final vamos a terminar comiendo? No, no es necesario que sea así.

Claro está, podemos intentar resistirnos y no caer en la tentación de comer esa porción de tarta de chocolate que nos mira desde la mesa... o decirnos que sólo vamos a comer una patata frita y ya está (ejem), o que sólo vamos a probar una cucharada de ese pote enorme de helado, que justo es tu sabor favorito (ejem ejem). Pero todos sabemos que esto no funciona. Si está ahí, al alcance de tu mano, es difícil contenerse (poder se puede, pero en ocasiones se nos hace muuuuuy difícil) (Nota: yo soy de las que siempre caen con lo de una sola cucharada y al final se terminan el helado entero).

Por ello, lo que vamos a intentar es evitar esas situaciones en las que tengamos que enfrentarnos directamente al peligro (es decir, a la comida basura). Lo primero que podemos hacer es buscar opciones de ocio que no sean salir de cañas/tapas/cena. ¡No todo tiene que ser comer! Se puede quedar para hacer algún deporte, desde senderismo en fin de semana, hasta un partido de fútbol, tenis o lo que sea. Así además de socializar hacemos ejercicio, lo cual es ideal para la salud. Pero también se podría quedar para jugar a juegos de mesa, mirar películas, o cualquier otra actividad que se les ocurra...

¿Y si dicen igualmente de salir a comer? En estos casos sería buena idea ofrecer opciones saludables: proponer un sitio para ir a cenar donde el menú no sean solo hamburguesas y pizzas y podamos pedir algún plato más sano. O si vamos a quedar en una casa, llevar una ensalada para compartir, fruta para todos o un postre casero. Así, tenemos alternativas más saludables a lo de siempre y además podemos conseguir que nuestros amigos se unan a esto de comer sano.

Ejemplo: alternativa al helado y al chocolate como postre, plato de fresas y naranja con canela para compartir.

No me malinterpreten, con esto no quiero decir que para llevar una alimentación sana no pueda comer una hamburguesa o tomar unos churros con chocolate, ni mucho menos. Ocasionalmente podemos hacerlo, lo que no es saludable es que sean todos los fines de semana, viernes, sábado y domingo. La cosa está en que salir a comer una hamburguesa con amigos es muy fácil, pero no lo es tanto si lo que quiero comer es brócoli y merluza. Ahí es cuando parece que tenemos que elegir entre nuestra alimentación y los amigos, cuando nos planteamos seriamente si es compatible comer sano y tener vida social.

Si sentís que estás en esta situación, aunque sea complicado, no te rindas. Busca alternativas, aportá opciones y seguro que conseguís que tanto tu alimentación como la de los que te rodean sea un poquito mejor. 

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