¿Qué es la alimentación sostenible? Podríamos definirla como la alimentación que es respetuosa con el medioambiente, minimiza el impacto de producción y comercialización, y es socialmente justa. Con los puntos siguientes (que son las medidas que quiero tomar para cumplir mi objetivo) lo van a entender mejor:
- Consumir productos locales y de temporada: esto se aplica principalmente a frutas, verduras y hortalizas, e incluso pescados o carnes. Si compramos aquellos alimentos que han sido producidos en nuestra localidad/región/país estamos evitando el enorme gasto energético que tiene el transporte de alimentos, y a la vez nos aseguramos que el producto va a ser más fresco (si lo traen de fuera tardará más tiempo en llegar a mis manos que si viene de más cerca). Y si es de temporada, los alimentos serán más frescos, más sabrosos (como la fruta madura) y respetaremos el propio ciclo de crecimiento.
Por ejemplo, el kiwi se convirtió en una de mis frutas favoritas. Antes me daba igual cuál comprar (ni me fijaba) pero ahora sólo lo compro si su origen es España, evitando los que vienen de Nueva Zelanda (como el "Zespri"), que queda demasiado lejos. Si no hay o no estoy segura de su origen, prefiero no comer kiwi y comprar otra fruta.
Si la fruta se compre en el supermercado es importante fijarse en las etiquetas y los carteles con la información, donde deberían decir el origen del producto. Si se compra en una verdulería o en el mercado a veces no encontramos esta información, pero podríamos pedirla.
- Comprar más en el mercado (y menos en el supermercado): esta es una buena forma de conseguir los dos puntos anteriores sin casi tener que hacer nada; por lo general, en el mercado nos venden alimentos de cercanía, de temporada y sin envases. Además, estaríamos ayudando a la economía local y a los pequeños productores y vendedores.
Como les dije, estos tres son los puntos principales en los que me propuse mejorar este año. Pero la sostenibilidad alimentaria va más allá, y también tendríamos que hablar del aprovechamiento de los alimentos, de no tirar comida y disminuir los desperdicios. Y no nos olvidemos que reducir el consumo de productos de origen animal también tiene su impacto positivo en el medioambiente (pueden leer un poquito más sobre esto acá). Hay muchas cosas que podemos hacer, muchos hábitos que cambiar.
Desde mi punto de vista, la alimentación saludable debe ser sostenible: de esta manera no es sólo saludable para nosotros mismos, sino que también lo es para el planeta. Por muy saludable que pueda ser una papaya, si para que yo la coma la tienen que traer de la otra punta del planeta, con todo el impacto que eso conlleva (transporte, almacenamiento, empaquetado...) no me merece la pena; mejor comer un melocotón o unas naranjas (según temporada, obvio) que se cultivan en donde yo vivo.
Espero que les sirva y que al menos reflexionen sobre su propio modelo de compra y de alimentación. Y recuerden que, por pequeño que sea el cambio, todo suma.
¡Gracias por leer! <3
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