domingo, 13 de noviembre de 2016

De tapas y reflexiones vegetarianas

El finde pasado tuve la suerte de visitar la ciudad de Granada. Tras pasar toda la mañana bajo la lluvia caminando por la Alhambra fuimos de tapas. No hace falta decir que íbamos hambrientos. Cuando nos sentamos y nos disponemos a pedir, miré de reojo las otras mesas y vi que las tapas servidas tenían jamón. Como a mi no me gusta (sí, soy así de rara) y soy tan fan de las verduras, opté por las tapas vegetarianas.

La primera tapa que trajeron para los "normales" (es decir, no vegetarianos) fue una rosquilla tipo pan (bagel) con jamón y queso.


La opción vegetariana era medio tomate kumato relleno de queso (tipo ricotta) con aguacate y con vinagre balsámico. La verdad que estaba muy rica: el tomate dulce y fresco, el queso muy cremoso... una buena combinación.


 La segunda tapa "normal" eran mini hamburguesas con paté y salsa barbacoa. La vegetariana eran calabacines fritos. Pero esta vez no cumplieron: estaban blanditos, no crujientes como se espera, y eran bastante aceitosos. Y lo curioso es que eran sólo cuatro rodajitas, como se ve en la foto. ¿Creen que con esas cuatro finas láminas de calabacín uno se llena igual que con una hamburguesa con pan, salsa, etc? Les digo yo que no.


Después de ese bajón y todavía con bastante hambre no me quise arriesgar y decidí pedir algo de la carta (además de que ya tenía dos botellines de agua que no iba a terminarme). Revisé todas y cada una de las páginas, y los platos aptos para vegetarianos los pude contar con los dedos de una mano.

Y ahí es cuando me dí cuenta que las personas que son vegetarianas tienen que pasar hambre cuando salen a comer. O se tienen que conformar con muy poca variedad. Los veganos ya ni te cuento...

Vayan al primer restaurante/bar que encuentren, miren la carta y pregunten por el menú vegetariano. Las alternativas que te suelen dar son: las ensaladas (a las que le quitan el atún/pollo/bacon), pan y queso (o en su forma más sofisticada, una pizza margarita) y patatas fritas. Todas opciones bastante aburridas y a veces poco saciantes (¿quién se llena con una ensalada sólo de lechuga, tomate y maíz?).

Ahora es cuando alguno me dice: "bueno, que se vayan a un restaurante vegetariano". Este comentario me parece muy triste. ¿Es que tienen que aislarse los vegetarianos por no comer carne? ¿No pueden salir a comer juntas una persona vegetariana y otra que no, pedirse cada uno lo que quiera y disfrutar ambos de su comida?

El problema está en que mantenemos la idea de que para comer bien, hay que comer carne (o pescado). Y esto se refleja en los menú de los restaurantes y bares, donde la mayor parte de los platos incluyen estos alimentos. No digo que en un restaurante especializado en carne a la brasa tengan que tener opciones vegetarianas (que también podrían), pero sería ideal que se extendiera la tendencia de incluir más platos vegetales en los menús. De esta forma sería más fácil para las personas vegetarianas disfrutar de una comida fuera de casa, pero a la vez se podría fomentar el consumo de productos vegetales en la población general, algo muy necesario hoy en día, tanto por la salud individual como por la del medio ambiente.

Ojalá llegue el día en el que un plato sin ingredientes de origen animal pueda ser apreciado como una comida completa, sabrosa y apta para todos, sean o no vegetarianos.

Porque los alimentos vegetales son el camino hacia una alimentación más sostenible y saludable para todos.


NOTA: Antes de que me malinterpreten, NO intento decir "no a la carne y a los productos de origen animal", más bien un "sí a las verduras y demás alimentos vegetales, que pueden ser acompañados ocasionalmente por productos animales de calidad".

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