[Antes de entrenar]
- ¡Qué hambre tengo!
+ ¿No merendaste nada?
- Sí, (con cara de asco) un tomate cortado y una lata de atún. Pero tengo hambre igual. Me comería un trozo de pan.
+ ¿Y por qué no lo comiste con el tomate y el atún o comiste algo más?
- Es que estoy haciendo una dieta baja en hidratos.
+ ¿Y eso?
- Tengo que perder dos kilos (agarrándose una chicha casi inexistente en la panza). Sólo como hidratos en el desayuno, que tomo avena. Estoy deseando que sea mañana y comer la estúpida avena.
+ Ajá...
Llegado a ese punto de la conversación me di la vuelta y pensé "do not make me use my nutrionist voice", así, en inglés y todo.
Pero decidí que sí iba a usar mi voz de nutricionista, pero por acá. Y les voy a contar lo (no mucho) que sé sobre las dietas bajas en carbohidratos, que, como su nombre indica, son aquellas en las que se restringen los alimentos ricos en hidratos de carbono
Antes que nada, ¿sabemos qué son los hidratos de carbono?
Los hidratos de carbonos o carbohidratos son un macronitriente (al igual que las proteínas y los lípidos) cuya función principal es aportar energía al organismo. Los alimentos en los que se encuentran principalmente son: los cereales, los tubérculos, las frutas y las legumbres, aunque también están presentes en otros alimentos (en menor medida) como los lácteos, los frutos secos o las verduras y hortalizas. Tampoco tenemos que olvidarnos de los productos (que no alimentos) procesados que contienen azúcar y, por lo tanto, nos aportan también hidratos de carbono: la bollería, los dulces en general, las bebidas azucaradas, etc.
Una dieta baja en hidratos de carbono excluye los grupos de alimentos ricos en este nutriente, como pueden ser el pan, la pasta, el arroz y el resto de cereales, las legumbres, la patata, los dulces y las frutas (o al menos las limita).
¿En qué se basa la dieta baja en carbohidratos?
La insulina es la hormona que regula los niveles de azúcar en sangre y participa en los procesos de almacenamiento de energía. Una de sus funciones es mandar señales a las células adiposas para que almacenen grasa, así como favorecer la lipogénesis (creación de grasa) e inhibir la lipólisis (rotura de las grasas).
Esta dieta se apoya en la idea de que, al disminuir los hidratos de carbono se consigue bajar los niveles de insulina, de manera que se facilita el uso de la grasa almacenada y se logra la pérdida de peso.
Hay numerosos estudios científicos que demuestran que este tipo de dietas bajas en carbohidratos pueden ser útiles para la pérdida de peso. Pero, ¿son saludables?
Eliminar los hidratos de nuestra dieta de manera repentina puede tener consecuencias negativas en el organismo (además de ser complicado, porque ya vimos que los hidratos están presentes en un montón de alimentos): puede ocasionar fatigas, mareos, estreñimiento, dolor de cabeza... La restricción de un grupo de alimentos puede ocasionar que tengamos más ganas de comer dichos alimentos prohibidos, con lo que es normal sentirse irritado, ansioso o de mal humor. Y si se continúa con este tipo de dieta a largo plazo pueden provocarse deficiencias nutricionales.
Además, al reducir los hidratos lo que hacemos es aumentar las proteínas y las grasas que consumimos, lo que también tiene sus problemas (sobrecarga del riñón y cetosis son dos de los principales). Por lo tanto, vemos que muy saludables no son.
Si bien hemos dicho que este tipo de dietas son útiles para bajar de peso, se trata sólo de un efecto a corto plazo. Está demostrado que a la larga estos resultados no se mantienen y que aquellos que han conseguido bajar unos kilos utilizando este método los recuperan en unos meses. Es una alimentación difícil de seguir debido a las muchas restricciones y a la poca variedad de alimentos y cuando volvemos a comer de manera habitual (es decir, incluyendo hidratos) por lo general se recupera el peso perdido.
Por todo esto, no recomendaría a la población general seguir una dieta baja en hidratos de carbono con el objetivo de perder peso. No tenemos que considerar los hidratos como el malo malísimo de la alimentación y sacarlos a todos de nuestra dieta, si no que debemos incluir aquellos alimentos ricos en este nutriente pero que a la vez sean saludables (cereales integrales, tubérculos, legumbres, etc.) y evitar todos los productos procesados que también aportan muchos hidratos pero no son saludables (dígase: dulces, bollería, harinas refinadas, azúcar...).
Y a personas como la de la conversación que cité al principio les recomendaría que, si de verdad quieren perder peso, busquen a un profesional que les ayude a conseguir su objetivo con una alimentación saludable y sin tener que pasar hambre ni penurias para conseguirlo. Porque, aunque no lo crean, se puede perder peso sin dejar de comer.
Y a personas como la de la conversación que cité al principio les recomendaría que, si de verdad quieren perder peso, busquen a un profesional que les ayude a conseguir su objetivo con una alimentación saludable y sin tener que pasar hambre ni penurias para conseguirlo. Porque, aunque no lo crean, se puede perder peso sin dejar de comer.