Confieso que hasta hace una semana yo no había probado el aguacate. Pero después de ver tantas recetas sabía que tenía que probarlo.
Así que compré un aguacate. Lo comí en una ensalada de quinoa, en un bocadillo con tomate y queso mozzarella y también untado en tostadas con queso crema. Pero de ninguna manera me terminaba de convencer. Es decir, puedo comerlo, pero no me parece algo taaaan genial como al resto de la humanidad.
Por eso decidí arriesgarme. En una de mis muchas incursiones a blogs de recetas, encontré una tarta vegana de chocolate con una pinta alucinante. Se trata de la "Tarta cremosa de chocolate" de LALA KITCHEN. Y uno de sus ingredientes era el aguacate.
Con el medio aguacate que tenía hice una pequeña prueba de lo que es el relleno de la tarta. Así quedó:
Era tan poco cantidad que todo lo que salió está en la foto. Un único postrecito que bien podía ser un éxito o todo un fracaso. La receta que hice, inspirada en la de la tarta de LALA KITCHEN pero medio improvisada sobre la macha, fue la siguiente:
Ingredientes:
- Medio aguacate.
- Cacao amargo (como 3 cucharadas de postre)
- Miel (1 cucharada de postre grande)
- Queso de untar (1 cucharada sopera)
- Un par de gotitas de esencia de vainilla
- Galleta maría integral (de las que había por mi casa)
- Un chorrito de leche (para mojar las galletas)
Elaboración:
- En bol poner el aguacate, el queso, la miel y el cacao. Mezclar bien con una batidora hasta que quede homogéneo. Probar (importantísimo) y ajustar de miel o cacao.
- Preparar el postrecito: en la base poner un par de galletas troceadas y mojadas en leche. Volcar toda la mezcla de chocolate encima.
- Guardar en el frigo y comer!
El resultado es un postre muy cremoso, con un sabor muy intenso a chocolate. Lo mejor es no decir cuál es el ingrediente principal, al menos hasta que lo prueben, y así nos ahorramos rechazos. A mí me pasó en casa.
Me parece una gran idea para hacer un dulce con una textura tan cremosa y que no lleve nata. Tanto la nata como el aguacate son alimentos ricos en grasa, pero la diferencia está en el tipo de grasa que tiene cada uno: mientras la nata tiene grasas saturadas (más relacionadas con enfermedades cardiovasculares y con el aumento del colesterol), el aguacate es rico en grasas vegetales monoinsaturadas, que ayudan a disminuir el colesterol malo (LDL) y aumentar el HDL (el bueno).
Como punto negativo, no creo que se pueda variar mucho el sabor, ya que es el cacao con su sabor fuerte el que esconde el sabor propio del aguacate. No me imagino esta receta sin cacao, pero si alguien la prueba o se le ocurre alguna otra alternativa ¡que lo cuente!
Con todo, es una receta que puede que repita algún día y que recomiendo que prueben tanto si son fans del aguacate como si no.