sábado, 10 de septiembre de 2016

Repostería más saludable: adaptación de bizcocho de zanahoria


Desde siempre me gustó mucho la repostería, pero desde que empecé a estudiar nutrición veo todo de otra forma. Ya es imposible silenciar mi voz de nutricionista que cada vez que veo un dulce me susurra la cantidad de azúcar, grasa de mala calidad y calorías vacías que debe tener.

Pero esto no me impide disfrutar de vez en cuando de cocinar y comer algo rico y bien goloso. Esta semana fue el turno del Bizcocho de zanahoria, uno de mis preferidos.



Lo que hicimos fue buscar una receta y modificarla para que sea más saludable. ¿Cómo? Muy sencillo: reduciendo la cantidad de azúcar y de aceite, además de usar un aceite de calidad (no margarina ni aceite refinado), y cambiando el harina blanco por su versión integral. De esta manera logramos un bizcocho con mucha más fibra, sin colesterol (al no usar mantequilla) y con grasa de calidad, y con mucha menos azúcar.

La receta base que usamos la sacamos de internet, concretamente del blog Secretos de pastelero. Para que vean cómo hemos adaptado la receta vamos a hacer la comparación entre la receta base y la que hemos hecho nosotros:

     Ingredientes receta base                                 Ingredientes receta hecha (salen unas 8 porciones)

 - 250 g de zanahoria                                                 - 250 g de zanahoria
 - 200 g de harina                                                      - 200 g de harina de trigo integral 
 - 4 huevos                                                                 - 4 huevos
 - 200 g de azúcar moreno                                         - 100 g de azúcar moreno
 - 125 ml de aceite                                                     - 50 ml de aceite de oliva virgen extra, y unas 2-3                                                                                       cucharadas de leche.
- 10 g de levadura                                                      - 10 g de levadura
- Canela                                                                      - Canela
                                                                                   - Nueces (opcional) u otros frutos secos


Elaboración

- Lavamos bien las zanahorias y las rallamos.
- En un bol batimos los huevos con 90 g azúcar (reservamos 10 g para el final). Mucho. Tiene que quedar una mezcla cremosa y espumosa. Mejor usar batidora eléctrica (de varillas), porque a mano va a ser más difícil llegar a conseguir la textura que queremos. Si no tienen se puede hacer igual, pero batir bien va a hacer que el bizcocho quede más esponjoso.
- Añadimos el aceite, la leche, la canela y la zanahoria y mezclamos bien.
- Incorporamos el harina y la levadura, y mezclamos con una espátula, realizándo movimientos envolventes. Si ven que está muy espeso, añadir un poquito más de leche (dependerá del tamaño de los huevos).
- Añadimos las nueces troceadas y mezclamos suavemente.
- Vertemos la mezcla en un molde. Nosotros usamos uno de silicona tipo plum cake o budín (de los alargaditos). Si no es de los que no se pegan, untar el molde con unas gotitas de aceite o rociarlo con un spray antiadherente.
- Espolvoreamos encima el azúcar que teníamos reservado.
- Horneamos unos 30-40 min, horno precalentado a 180ºC. Como cada horno es un mundo, yo recomiendo que a la media hora se compruebe cómo está con el clásico e infalible método del palito: pinchamos en el centro, si el palito sale limpio significa que ya está; si sale manchado lo dejamos 5-10 minutos más y volvemos a comprobar hasta que esté en su punto.



Queda un bizcocho muy rico, dulce (ni se nota que tiene la mitad del azúcar de la receta original) y muy jugoso

Eso sí, no aconsejo guardarlo mucho tiempo a temperatura ambiente si ésta es de más de 30ºC a la sombra. Tuvimos el pequeño despiste de dejarlo en un tupper (para que no se seque era la idea) guardado en la cocina, y a los dos días con el calor de Murcia se puso malito. Supongo que fue debido a la cantidad de zanahoria que tiene (que le da esa humedad que tanto nos gusta al comerlo pero que poco ayuda en su conservación) y al infernal calor que estuvo haciendo estos días. 
¿Solución? Se me ocurren varias: guardarlo en la nevera. Hacerlo en invierno. Congelarlo (sí, no pongan caras raras, ¡los bizcochos se congelan muy bien! Basta con envolver las porciones en papel film y sacarlos un ratito antes cuando queramos comerlos, ¡y listo!).

Espero que prueben hacerlo en casa y que les de tiempo a comérselo todo. ¡Porque les aseguro que está exquisito! 


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